En primer lugar, nobleza obliga, tanto en nombre de Jae Tanaka como en el mío propio, os quiero dar la bienvenida a este nuevo rincón de la blogosfera que, como reza en la cabecera, estará dedicado a la literatura Pulp y la cultura Pop que tiene relación con ésta. Muy probablemente para el lector habitual de este tipo de literatura no hará falta que expliquemos nada más; pero es nuestra intención que este rincón de la Red de Redes sea accesible para todos los aficionados a la fantasía, el terror, la aventura, etc. Así que toca explicar un poco más el asunto.
Aunque tiene numerosos antecedentes en el siglo XIX, tales como las novelas por entregas tipo folletín, las dime novels estadounidenses o los penny dreadful británicos; el fenómeno literario Pulp, que no género, tal y como lo concebimos, nace en las primeras décadas del siglo XX. En esa época se populariza de forma extraordinaria la publicación de novelas y revistas impresas en un papel de muy mala calidad fabricado con desecho de pulpa de madera (de ahí el nombre). Estas revistas estaban especializadas en los más diversos géneros de ficción, con el elemento común de la aventura, y cuyos destinatarios eran las clases medias y bajas que, por un coste mínimo, veían colmadas sus ansias de entretenimiento. Revistas cuyo parámetro era el de la publicación de historias generalmente breves, escritas en un plazo de entrega tan cortos que parece increíble que pudieran llegar a escribirse, y que el público devoraba con auténtica pasión. Una evasión necesaria ante la cruda realidad que les tocaba lidiar a diario.
Si bien la crítica académica, tal y como hemos dicho nada más comenzar esta entrada, jamás tuvo en cuenta a dichas obras y sus autores, puesto que la excelencia literaria jamás fue un objetivo de las mismas, éstas ocuparon un lugar muy importante en el corazón de millones de lectores. Y de sus páginas no solo nacieron personajes que son ya iconos de nuestra cultura, sino que supusieron la primera oportunidad para autores de la talla de Dashiell Hammett o Raymond Chandler.
Las páginas de las revistas y novelas Pulp se poblaron desde su nacimiento de todo tipo de aventureros, detectives infalibles, horrores inimaginables llegados de más allá de las estrellas y héroes invencibles. Conan el cimerio, Tarzán, El Zorro, Flash Gordon o John Carter de Marte son tan sólo una pequeña muestra de una colosal nómina de personajes ya legendarios, nómina que cuya enumeración ocupa páginas y más páginas.
A partir de los años 50 en los Estados Unidos el pulp lentamente fue desapareciendo y casi cayendo en el olvido. En España, que también participó de su versión patria del género pulp, el fenómeno se prolongó hasta los años 70. No en vano éramos un país más pobre. Por citar unos pocos ejemplos cabe mencionar las diversas colecciones de novelas populares de la Editorial Bruguera, la revista “Hombres Audaces” de la Editorial Molino (compuesta en gran medida por traducciones de originales norteamericanos) y, sobre todo, las novelas protagonizadas por El Coyote, obra de José Mallorquí.
Como no hay nada nuevo bajo el sol, y la historia tiene tendencias cíclicas, en esta Gran Depresión que estamos viviendo está renaciendo un género que parecía muerto y enterrado. Internet ha servido como vehículo de reivindicación de unas obras que parecían ya olvidadas. El número de páginas web y bitácoras surgidas en torno a este género y su recuperación crece día tras día. En el caso español podemos hablar de la labor de la editoriales como la Editorial Laberinto, Dlorean Ediciones o Pulpture, que están, o bien recuperando muchas de aquellas obras de los años 20 y 30 la primera, o dando voz a autores nuevos o no tan nuevos (destacable el caso de Lem Ryan) que han hecho suyas las características del Pulp y lo enriquecen con elementos narrativos de nuestra época. O de sitios web como Proyecto Pulp que desde su espacio en la Red reivindican este género.
Internet se ha convertido en un punto de unión de los amantes de este género y en un altavoz sin igual para sus propuestas. Y la revolución tecnológica digital ha logrado que la autoedición sea más fácil que nunca. Gracias al libro electrónico se ha conseguido que cualquier autor pueda editarse casi sin coste alguno y que, con precios absolutamente ridículos, los lectores puedan consumir obras que recuerdan poderosamente a las que copaban aquellas revistas de las primeras décadas del siglo XX.
Tan solo hay que pasearse por la tienda de libros electrónicos de Amazon o de Apple para descubrir que de entre los autores más vendidos más de la mitad son auténticos desconocidos del público que visita las librerías tradicionales. Autores que logran cifras de venta que muchos escritores consagrados y habituados a ver su obra en negro sobre blanco desearían conseguir. Escritores que sin contar con el respaldo de una editorial que ayude a que sus libros lleguen al público, tan solo con su imaginación y el bajo costo de sus obras consiguen que estas lleguen a un público numeroso, ávido de recuperar sensaciones que se creían perdidas, ajenas al gusto de la crítica académica. Autores como Morgan Rice en lengua inglesa; o Fernando Gamboa, César García Muñoz y Fernando Trujillo, Eva García Sáez o Mario Escobar en español, que gracias a la generalización de los soportes electrónicos de lectura, ya sean libros electrónicos o tabletas, han conseguido la categoría de superventas sin ninguna otra ayuda que la que han podido conseguirse ellos solos. Obras que, al igual que su antecesores de hace casi un siglo, ven sus páginas colmadas de misterios y aventuras, terror e imaginación. Como simple ejemplo de las joyas que pueden “esconderse” entre esta multitud de títulos, la novela de ciencia-ficción The Martian, auténtico best-seller mundial y recientemente adaptada al cine por Ridley Scott, primero fue autopublicada por su autor.
No sé a ciencia cierta si de esta nueva era de la literatura pulp, que definí en otra bitácora hace algunos años como e-pulp (que si leñes, que hasta que se demuestre lo contrario el término es mío) o electronic pulp, nos quedarán nombres como los de Robert E. Howard, H.P. Lovecraft o Edgar Rice Burroughs; no puedo afirmar si alguno de estos nuevos autores que he citado llegarán a convertirse en clásicos a finales de este siglo; pero esto es algo que no se puede descartar. Por la parte que me toca, que nos toca a Jae Tanaka y a un servidor de ustedes, tan sólo podemos limitarnos a disfrutar de los clásicos viejos y nuevos del Pulp, y a poner nuestro granito de arena en el mismo.
Porque… ¿he dicho ya que hemos escrito un libro que se titula OCCULT vs. el Reich Secreto? ¿No? Pues ya está dicho. Y si encima pincháis sobre estas líneas, donde pone nuestros trabajos, y os lo compráis, eso que ganaremos todos (nosotros podremos seguir malviviendo, y tú, querido lector, conseguirás por muy poco dinero unas cuantas horas de diversión de la buena).
Y en cuanto a lo de cultura Pop, tal y como he dicho al principio de este largo parlamento, hablaremos de toda aquella manifestación cultural que tiene relación directa o indirecta con las señas de identidad del Pulp. Aquí se hablará de cómics, cine, series de televisión y juegos de rol, etc. siempre buscando los lazos de unión con este apasionante mundo. Ah, y de nuestros libros, claro. Hablaremos de nuestros libros (desde aquí nuestro homenaje a ese personaje tan Pop, Paco Umbral, y su: “Yo he venido aquí a hablar de mi libro, y si no se habla de mi libro, me voy”).
En fin, soltado todo este tocho, les reitero a ustedes la bienvenida a esta bitácora. Y si todo este tipo de cosas es de su agrado, tengan por seguro que podrán sentirse aquí como en sus propias casas.
Eduardo Martínez.
Eduardo Martínez.