No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente.
Con estas quince palabras, una frase de inicio que cualquier autor mataría por hacer suya, los lectores de medio mundo descubrieron por primera vez, allá por la Navidad de 1996, a Diego Alatriste y Tenorio, antiguo soldado de los tercios viejos en las guerras de Flandes, y al que todos conocían como capitán. El capitán Alatriste, probablemente el personaje de ficción español más relevante del último cuarto de siglo. Un personaje que, tal y como ha reconocido en innumerables ocasiones su autor, Arturo Pérez-Reverte, nació como un homenaje a aquellos personajes de los folletines de capa y espada que marcaron su infancia lectora.
Ya saben ustedes si nos vienen leyendo desde hace casi cuatro meses, que en este blog consideramos que el Pulp abarca mucho más que su Edad de Oro de principios del siglo XX, en la que las publicaciones periódicas de papel de pulpa le otorgaron dicho nombre. Tal y como hemos insistido, consideramos que la literatura Pulp, por las características que la definen, nace mucho antes. Y entre sus orígenes está, sin ningún lugar a dudas, la literatura folletinesca del XIX. Primera razón por la cual no dudamos ni un segundo en afirmar que Diego Alatriste es un personaje esencialmente pulp. Pero hay más razones, a las que iremos haciendo mención a lo largo de artículo.
Como les iba diciendo, Diego Alatriste nace en 1996, año en que Alfaguara publica la primera de una serie de nueve novelas, de las cuales siete ya han visto la luz. Aunque si tenemos en cuenta que en sus orígenes iban a ser cinco novelas, creo que podemos afirmar que habrá Alatristes hasta que a Pérez-Reverte le apetezca. Y no me quejo. En ellas, guiados por las memorias de Íñigo Balboa, el que fuera primero ciado, y después casi un hijo adoptivo del capitán; recorreremos la Europa de aquel tiempo en que en las posesiones de la monarquía hispánica no se ponía el sol. Un auténtico pasaporte literario para la España del Siglo de Oro. Una España que aunque ya en decadencia en cuanto a lo que poder se refiere, rodeada y acosada por todos, no sólo parió a los más grandes escritores y pintores que haya dado Europa, sino que citando muy libremente a Pérez Reverte, “todavía tenía agarrado por las pelotas a medio mundo, y al otro medio francamente acojonado”.
Las novelas de Alatriste son novelas que combinan, de forma magnífica, los elementos clásicos del folletín de capa y espada con una labor de divulgación extraordinaria. Una acertada combinación de aventura y erudición que no sólo ha convertido a esta serie en un éxito editorial de grandes proporciones, si no que han hecho de muchos de sus libros lectura obligatoria en numerosos colegios, los cuales emplean las ediciones escolares de estas entretenidas novelas de aventuras como herramientas pedagógicas de primer orden.
Volviendo a la cuestión que nos atañe, la de la literatura Pulp y sus características, debemos hacer mención especial del protagonista de las novelas. El capitán Alatriste es el máximo exponente de un tipo de héroe que caracteriza la narrativa de Arturo Pérez-Revere: el héroe cansado.
Alatriste, y en esto se mantiene fiel a las características del héroe clásico, tienen un valor inherente a su persona. Es valiente, tanto en su faceta de soldado, como la de espadachín a sueldo. Y como tal desprecia el miedo al peligro, el dolor y la muerte, y se mantiene fiel a unos principios que marcan su personalidad. Llegados a este punto comienzan a surgir las diferencias con el héroe clásico y las similitudes con otro tipo de héroes que le acercan a arquetipos propios del género negro.
Alatriste no es ningún elegido, ni hay marca alguna de nacimiento en su físico que le haga especial. Sus marcas son las cicatrices que las guerras y la vida le han ido dejando en el cuerpo. No hay en su vida literaria una dama idealizada. Más bien todo lo contrario. Las mujeres que se cruzan en su vida son mujeres terrenales, cuya forma de querer queda en segundo plano, y resulta mucho más creíble. No está destinado a grandes hazañas que lo encumbren sobre sus iguales. Sus hazañas, pues sin duda lo son, apenas le sirven para lograr seguir malviviendo. Y su único premio es el respeto con el que sus compañeros y superiores le miran. Y sus enemigos más temibles, si bien los tiene reales y de gran poder (Bocanegra, Alquezar, Malatesta, etc.), son los fantasmas que habitan en su interior y a los que, tal y como cuenta Íñigo Balboa, combate en silencio con alcohol.
En definitivas cuentas el héroe cansado, tal y como bien definió José Belmonte Serrano, es el que hace frente al mundo y sus peligros armado con un código moral propio, que es el que le mantiene en pie y por el que daría la vida. Un código moral que nadie excepto él entiende y que no importa a nadie más. El héroe cansado es un héroe desengañado, desencantado por la vida, y que tan sólo se mantienen a flote gracias a una especial lucidez que han alcanzado, y a su fidelidad a ese código moral y hacia las cuatro o cinco personas a los que honran con su amistad. Valentía, lealtad, lucidez e integridad. Características que encontramos en muchos de los grandes personajes de la novela negra del Pulp de los años 30 y 40, pero adaptadas y mejoradas.
Llegados a este punto tan sólo me resta recomendar encarecidamente la lectura de la tesis doctoral "
El concepto de héroe cansado en El capitán Alatriste
de Arturo Pérez-Reverte"; de María Inés Villanueva Celada.
Aquí os dejo el enlace.
Y respecto a las otras vidas de Alatriste, que decir. Que el personaje y sus aventuras, como es público y notorio, y con desigual fortuna, han trascendido el medio en que nacieron. Trataré de hacer un resumen conciso de las mismas.
En el año 2002, amén del homenaje que recibe la serie de novelas en forma de una serie de sellos, en el diario El País las aventuras tienen su primera adaptación al cómic. Una versión infantil ilustrada por David Jiménez, la cual se convertirá en libro esa misma primavera. Y a finales de año, en octubre para ser exactos, la editorial ibérica Devir publica el “Juego de Rol del capitán Alatriste”, diseñado por el padre espiritual de los juegos de rol en España, Ricard Ibáñez (si, el autor del ya clásico llamado Aquelarre, toda una garantía). Al manual de juego, ilustrado por Joan Mundet, le seguirán el complemento “Maestros de esgrima” y la “Pantalla del director de juego” (que está acompañada por una brillante aventura titulada “Juegos de Damas”), conformando así un juego que corrió peor suerte de la que merece. Un juego redondo que permite recrear con gran acierto y agilidad la España del Siglo de Oro. Sin lugar a dudas cualquier aficionado a los juegos de rol y a la historia de España tendría que tener un ejemplar en la estantería. Y además del juego de rol desde Devir lanzaron un juego de tablero que, desgraciadamente, ya está agotado y fuera de catálogo.
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Vale, lo del acento era una cagada, pero Viggo Mortensen era un Alatriste cojonudo. |
A esta adaptación lúdica, y a las sucesivas versiones en cómic de los dos primeros libros (en esta ocasión los cómics, publicados en 2005 y 2008, están pensados para un público adulto, e ilustrados por el ya mencionado Joan Mundet), les seguiría el auténtico salto de gigante de cualquier personaje de ficción. La adaptación al cine. En el año 2006 llegaba a las salas de cine españolas la película “Alatriste”, dirigida por Agustín Díaz Yanes y protagonizada por la estrella internacional Viggo Mortensen. La película, con un presupuesto de algo más de 22 millones de euros, es la segunda película más cara de la historia del cine español. A pesar de la excelente recaudación obtenida en España y, sorprendentemente, en el mercado asiático, por el mercado americano pasó prácticamente inadvertida, haciendo que al final la cinta fuese deficitaria. Y no sólo eso, si no que las críticas no fueron especialmente amables con un filme que no las mereció. Tengo reciente un visionado de la misma y, aceptando los problemas de guión que presenta (se intentó condensar en menos de dos horas todos los libros publicados hasta esa fecha, así como terminar de contar la vida del capitán), es una magnífica película. Tanto por la dirección, fotografía, música, casting, ritmo, y así un largo etcétera de factores que hacen de esta una gran película. Y desde luego un Viggo Mortensen, a pesar de lo que dio de hablar su peculiar acento, compone al auténtico capitán Diego Alatriste. En definitiva, la versión cinematográfica de las aventuras del capitán no fue tan mala como muchos afirmaron en su día, ni mucho menos. No obstante se perdió una magnífica oportunidad, qué duda cabe.
A pesar de batacazo comercial la franquicia Alatriste demostró su buena salud cuando a finales de ese mismo año un conocido empresario de la restauración madrileña se hace con un palacio del siglo XVI en la calle Grafal, junto a la Cava Baja, en pleno corazón del Madrid de los Austria, para abrir La Taberna del Capitán Alatriste. Un restaurante que lleva en activo desde entonces, empleando como reclamo las andanzas de nuestro buen capitán. Lo cual nos demuestra que hay infinidad de formas inteligentes de explotar una franquicia.
Llegados ya al 2013 la cadena de televisión privada Telecinco, la cual participó en la adaptación cinematográfica del personaje, comienza el rodaje de una superproducción televisiva de carácter multinacional, que adapta las novelas a la pequeña pantalla. En los mentideros de la corte se rumoreó desde el principio del proyecto que dicha adaptación estaba teniendo múltiples problemas. Desde el descontento de la cadena de Fuencarral con los dos primeros capítulos dirigidos por Enrique Urbizu, así como las insistentes y ya hemos constatado desacertadas decisiones de los responsables de ficción de la cadena.
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¿Los carnavales de Valdeconejos del Condado? Nooooooo...¡¡¡Producciones Tele 5!!! |
Y de la serie se puede decir, sin miedo a exagerar, que el nuevo intento de adaptar las andanzas del capitán ha sido un nuevo desastre sin paliativos. Y no por Aitor Luna, que sin ser el auténtico Alatriste, el de las novelas, compone un personaje creíble y más que aceptable. Ni tan siquiera por la decisión técnica de cambiar el etalonaje original de Urbizu, logrando así que los escenarios luzcan de una forma inadecuada para conseguir la atmósfera que dichas historias necesita. Las causas reales, además de por una elección de casting inexplicable (esa María de Castro con acento ruso, o un Malatesta que de frío asesino siciliano ha pasado a ser un matón de los Balcanes, por citar un par de ejemplos), una deficiente dirección de actores y una ausencia inaceptable de un asesor histórico que evite errores de bulto que resultan bochornosos (y esto lo afirmo desde mi condición de historiador). No, el problema principal es el de la costumbre demasiado arraigada en algunos sectores del mercado audiovisual español que siguen tratando a los espectadores como a menores de edad. El espectador español no sólo está preparado para un nivel distinto de narrativa y producción, sino que comienza a estar acostumbrado y lo exige. Alatriste podría haber tenido una adaptación muy buena, y su universo narrativo, que es amplísimo y rico en matices, transmediado. Empleando las herramientas que las narrativas transmedia ofrecen se podría haber convertido a esta franquicia en un producto más rentable que El Águila Roja (la cual, con una base más pobre, le da sopas con ondas a este Alatriste).
Sea como fuere la salud de hierro del capitán Alatriste está fuera de toda duda. Y los lectores de sus aventuras esperamos impacientes a su siguiente entrega, “La venganza de Alquezar” y que aunque está tardando en exceso, dios mediante deberá llegar a las librerías este mismo año. O en ello confiamos.
Eduardo Martínez.
Todas las ilustraciones que ilustran la entrada son obra de Joan Mundet, genial responsable de ponerle cara al capitán Alatriste. Desde aquí nuestro más sincero homenaje y admiración. Dicho lo cual, aunque de este blog los responsables no sacamos ni un misero doblón, si por un accidente el señor Mundte llega hasta aquí, y no desea que sus ilustraciones aparezcan, le rogamos nos lo haga saber de inmediato. Al César lo que es del César.