martes, 6 de noviembre de 2018

El rey niño, volumen I de La tormenta y el amanecer; de Andrés Díaz Sánchez


No, los irresponsables del blog no vamos a prometer nada. Este sitio apesta a muerto y enterrado. Pero como en las películas malas de zombis, nos seguimos moviendo. Y como nos negamos a morir, y entre tanto seguimos leyendo, jugando y viendo mierdas de las nuestras, como que hoy nos pican los gusanillos y hemos decidido compartir una breve reseña de nuestra última lectura. Y es que hay libros que merecen ser compartidos. Damas y caballeros, niños y niñas, lectores de género fantástico en general; con todos ustedes El niño rey, de Andrés Díaz Sánchez.




Recién finalizada la lectura de la primera entrega de la saga La tormenta y el amanecer, me ha tocado meditar muy bien cuantas estrellas entregarle al libro en la red social de lectores Goodreads. Si bien el cuerpo, como lector de Andrés Díaz Sánchez, me pedía las cinco estrellas, hay dos cuestiones que creo que me obligan a dejarlo en cuatro –una injusticia que no se pueda también puntuar con medias estrellas, habiendo dejado así el libro en 4,5–.

Para evitar incurrir en spoilers varios, decir que estamos ante una novela que, si bien de manera genérica se define como de literatura fantástica, está mucho más cercana en espíritu a la novela histórica, por lo que podemos incluirla en el cajón de la fantasía histórica, o de la baja fantasía. En sus más de 350 páginas asistimos a la infancia y primera juventud de Argaut, rey de Brajairi. Huérfano a muy tierna edad, tiene que vivir sus primeros años en manos de poderosos nobles que aspiran a emplearlo como una herramienta que les garantice el poder. Los mismos nobles que, recién llegado a la mayoría de edad, le supondrán el mayor de los obstáculos para lograr gobernar su reino.

Nada como despachar infieles a la antigua usanza
Andrés, gracias a su probado buen oficio como narrador, nos hace partícipes de las enormes dificultades y desafíos a los que se enfrenta Argaut, definiendo un interesante arco de transformación del personaje en el que es muy difícil no encontrar similitudes con personajes reales de nuestra historia (tales como Alfonso VIII de Castilla o Pedro I, el Cruel o el Justiciero). Es este amplio conocimiento de nuestra historia lo que Andrés Díaz Sánchez emplea como herramienta principal con la que levantar una novela que, como bien he dicho antes, podría describirse perfectamente como fantasía histórica. Porque si, en la historia veremos aparecer el elemento característico de la literatura fantástica, la magia, pero no será en ningún caso el elemento dominante. Sin embargo...¡ay, este sin embargo! Sin embargo llegamos al capítulo 13 de la novela. Un capítulo que recuerda poderosamente a los mejores pasajes de Príncipe de Nada. Una narración de fantasía épica que te reconcilia con la alta fantasía. Algo tan enorme, tan épico, que no te acaba de dejar claro cual será la línea en la que finalmente se moverá la historia. Y esto genera una indefinición y una duda que, si bien despierta el interés, desdibuja los límites claro de la historia. Y esto, por sacar una de las pequeñas pegas de la novela, debería de haberse trabajado mejor.

El segundo pequeño "pero" que me ha hecho decantarme por las cuatro estrellas está en el cierre de esta primera novela. Quizás sea por mi experiencia en el mundo del guión, pero el cierre de la novela, con la ausencia de un cliffhanger efectivo, te deja con la sensación de que se ha cortado la historia en ese punto como bien se podría haber cortado dos capítulos antes, o dos después. Lo mismo es un recurso intencionado del autor, y nada más avanzar en la segunda novela me doy cuenta de ello; pero en una primera lectura es un cierre demasiado en frío, que resta empuje al natural deseo de seguir leyendo la historia de Argaut.

Sea como fuere El niño rey es una magnífica novela de fantasía, muy por encima de obras que a día de hoy son aplaudidas por un público tan veleidoso como infantil, ignorantes de que más allá de los tiburones literarios de Twitter, hay escritores de la vieja escuela, capaces de dignificar con sus obras todo un género literario.

P.S. Si, sabemos que lo estáis deseando, malandrines, así que lo diremos. El niño rey es grimdark pata negra. Como el buen jamón de jabugo, ibérico de bellota. Corred a comprarlo y leerlo, idiotas. Que estáis tardando. Y que no se diga que los chicos de The O.C.C.U.L.T. Herald no os lo avisamos.  

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