Florencia en la Crónica de Nuremberg (1493). Más o menos en la época en que Leo corría sus aventuras. |
El caso es que en Netflix España, desde el pasado fin de semana, tenemos a nuestra disposición las dos primeras temporadas (la tercera y última estará al caer) de una de las series de televisión más descaradamente Pulp jamás rodadas: Da Vinci’s Demons. Un delirio que mezcla historia y fantasía para goce y disfrute de cualquier lector de género Pulp de aventuras, y que es uno de mis Guilty Pleasures más descarados. Pero hagamos un poco de historia, que de eso se trata cuando toca recomendar algo.
El 12 de abril de 2013 la cadena norteamericana de cable Starz estrenaba la serie Da Vinci’s Demons. Salida de la imaginación de David S. Goyer (responsable, entre otros, del guion de la fascinante Dark City o de la reciente trilogía de Batman), Da Vinci’s Demons nos traslada a la Florencia del siglo XV. Una Florencia en la que, por debajo de las intrigas de poder entre las brillantes ciudades estado de la Italia del Renacimiento, probablemente el periodo más fascinante de la historia hasta nuestra presente Edad Tecnológica, se desarrolla una lucha oculta entre la Iglesia y una antigua sociedad secreta por el control de un misterioso libro que oculta secretos capaces de otorgar el control del futuro, El Libro de las Hojas. En medio de esa guerra en las sombras (o no tanto) se ve envuelto un joven Leonardo de poco más de 25 años, un genio sobrehumano irreverente, tan capaz de diseñar cualquier ingenio fantástico como de salir airoso de un lance de capa y espada (que el gachó con una espada en la mano tiene más peligro que Kim Jong-un en un silo de misiles nucleares), para terminar en el lecho de alguna bella mujer; un trasunto renacentista de Sherlock Holmes y Bruce Wayne. En esencia casi un super-héroe. Por descontado Da Vinci´s Demons no es una ficción histórica como pueden ser Roma de la HBO o Vikings, de History Channel. En palabras de su creador, Da Vinci’s Demons es una fantasía histórica, un excepcional producto de entretenimiento en el que se nos pretende contar la “auténtica historia” de Leonardo, que con una estética asombrosamente parecida al de los videojuegos de la serie Assassin’s Creed, está más cercano en espíritu a la española Águila Roja que a los ejemplos antes citados.
Aunque aquí está hecho un abuelete, en la serie todos están buenos que te rilas. |
Y es que a lo largo de las tres temporadas apasionantes de Da Vinci’s Demons asistimos a una desenfrenada carrera en la que los guionistas, conscientes de la historia que tienen entre manos, jamás se reservan nada para el siguiente capítulo o la siguiente temporada. Toda la trama es un colosal tour de forcé, una carrera loca hacia el precipicio, en la que capítulo tras capítulo la apuesta sigue subiendo. Con una estética sencillamente espectacular (todos los personajes molan, pero todos, todos... y el conde Girolamo Riario ya es que se sale de la tabla de molar), y un desenfadado sentido de la acción, los guionistas construyen una clásica historia de enfrentamiento entre el bien y el mal, en la que nada es lo que parece. Una historia que. Al igual que las buenas novelas Pulp, reclama nuestra complicidad para dejarnos inundar por el Sentido de la Maravilla. Porque es condición sine qua non que el espectador suspenda su incredulidad para hacerse partícipe de la lucha de Leonardo por nuestro futuro.
En definitiva Da Vinci’s Demons es una rara avis que los amantes del Pulp deberíamos disfrutar. Y tenerla ahora en Netflix, tan asequible, es una excusa perfecta para hacerlo (que vale, que hay otras formas de legalidad dudosa, pero no es plan). Y ya de paso la serie nos debería hacer reflexionar sobre algo que hemos apuntado aquí Jae Tanaka y un servidor en numerosas ocasiones. En España tenemos una historia fascinante que deberíamos explotar más. Ya hemos hablado hasta el aburrimiento de nuestra admiración por El Ministerio del Tiempo, otra serie de televisión descaradamente Pulp. Coño, los juntaletras deberíamos hacer lo mismo más a menudo. Aprovechar nuestro legado histórico para crear historias de un carácter marcadamente Pulp, pero que podamos sentir con pleno derecho como nuestras. Mientras un servidor vuelve a flipar con las aventuras de Leonardo en la Italia del Renacimiento, os animo a los que tenéis espíritu creativo para que exploréis esa vía. Hay muchas historias que contar, y nos están esperando.
Eduardo Martínez.
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