El jarro de agua fría me cayó encima cuando vi las primeras muestras de arte asociadas al proyecto. Solo tengo una palabra para describir el resultado: genérico. Me parecen perfectamente indistinguible de cualquier ilustración de D&D, Pathfinder, King of War o la mayoría de universos de fantasía actuales, exceptuando, por razones evidentes, a los retroclones. Una obra de la importancia de Máscaras de Matar no se merece "más de lo mismo".
No quiero que se piense que esta entrada es un ataque personal al ilustrador (de hecho, no he querido ni informarme de quién es, porque hasta es posible que le conozca) sino contra este modus operandi basado en el concepto de "riesgo cero" que condiciona tantísimos trabajos creativos que acaban revolcándose en la medianía cuando tienen chicha suficiente para destacar con un arte que se salga del corral. Por eso mismo no voy a acompañar esta entrada con ninguna imagen; no quiero hacer comparaciones, no quiero hacer hincapié en nada en particular, sino que partiendo del caso de Máscaras de Matar, quiero ir a cuchillo a por esa enfermedad congénita que padecen la gran mayoría de los procesos creativos y se los carga desde dentro.
Hablo con conocimiento de causa: llevo más de 18 años trabajando en cosas relacionadas con eso del arte (animación, ilustración, publicidad, etc...) y en muchas más ocasiones de las que tengo cojones de reconocer los artistas nos limitamos a trabajar en base a referencias de algo cuyo éxito está demostrado. Lo que se viene llamando, de toda la vida, copiar.
Hablo con conocimiento de causa: llevo más de 18 años trabajando en cosas relacionadas con eso del arte (animación, ilustración, publicidad, etc...) y en muchas más ocasiones de las que tengo cojones de reconocer los artistas nos limitamos a trabajar en base a referencias de algo cuyo éxito está demostrado. Lo que se viene llamando, de toda la vida, copiar.
La cosa es que los que tenemos la poca vergüenza de llamarnos a nosotros mismos creadores tenemos la obligación de eso mismo, de crear. Y es que a veces los artistas somos mucho de mirarnos al ombligo, de como dice el Señor Lobo en Reservoir Dogs "chuparnos las pollas" y de dejarnos llevar por lo guay que sabemos hacer nuestras cositas. Y eso está muy feo. Cuando entras en deviantArt, o en cualquier otra plataforma online que recoge el trabajo de muchos artistas de todo el mundo, y te das cuenta de que hay demasiadas obras iguales, que comparten paleta, composición, estilo de pincelada, recursos... es evidente que algo estamos haciendo mal. Como he dicho las tendencias existen, pero no podemos dormirnos en los laureles de "lo que sabemos que mola". Ningún creador parte de cero, ninguno, todos trabajamos sobre "algo", todos tenemos influencias y predilecciones, pero creo que muy negativo quedarnos en eso, en replicar lo que nos gusta, en limitarnos a volver a eso que nos hizo "clic" en la cabeza y nos obligó a coger un lápiz y ponernos a dibujar o a escribir o a componer. Tener talento creativo y limitarse a reproducir el trabajo de otro es desperdiciar ese talento.
Volviendo al tema con el que he arrancado la entrada, las ilustraciones para Máscaras de Matar: yo no digo que las pudiese hacer mejor (que ni de coña), pero al menos intentaría hacer algo diferente.
Jae Tanaka.
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